Mientras, al otro lado del mapa, un hombre sostiene una sierra y toma con delicada firmeza la madera convertida en sublime objeto, otro hombre saca una regla de su escritorio para medirse el pene. Mientras el hombre de mano agrietada, de mano arrugada, de ilusión destrozada, de ojos vidriados y encuentros perdidos batalla con él mismo, el que se mide sonríe con macabra satisfacción.
Mientras un hombre lucha y trabaja la madera, yo lo escucho a través de mi ventana y escribo estas líneas.Espejismos vanos de un mundo en guerra, del yo soy yo y vos sos vos, de la falsa concepción de la otredad, de la separación sinsentido.
Un hombre de mano herida y una mujer pariendo a su cría saben más de la guerra que el insensato que pretende inventarse una desde su estúpido afán de inútil poder.
Algo ahora está llorando en mis ojos: son mis propias batallas perdidas.
"Separarse de la especie por algo superior no es soberbia, es amor"
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