martes, 25 de enero de 2022

There is a light that never goes out

From the tower to the star

Veo formas cayendo ante mí, geometrías malditas, larvas que muestran sus dientes salvajes, pensamientos como gotas que corroen todo a través del tiempo. Las formas que parecían sostenerme me están dejando desnuda. Soy en la desnudez aunque no me reconozca en las cicatrices simbólicas de la piel joven que aún me contiene.

Recuerdo el día en que te hablé de la noche oscura del Alma. Sólo escuchaste oscuridad. Yo me desconcentraba mientras miraba tu mano ansiosa acercarse a mi cuello. Nunca pude concentrarme estando desnuda. Parece que siempre lo estoy: desnuda y desconcentrada con rayos partiéndome el cerebro, con luces dejándome ciega y buscando nuevas esperanzas entre los escombros.

Después de todo, de las horas negras, de la ceguera, de los cuerpos y los gemidos, siempre queda una luz, esa misma: la que nunca se apaga.



Imagen: Pexels.
Texto: Lourdes Mariel Sánchez Hirsch.


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