jueves, 27 de enero de 2022

Bendito sea

Hay una visión estéril a través del cristal que atraviesa con su sombra el ojo exaltado del ácido rocío.

Relato con mi útero el color no nacido que será fruta mañana. Daré de beber a mis labios pacientes la gota escarchada en el reluciente fractal de la imagen que me hechiza.

Hay un manjar que se gesta en mis entrañas: una pócima sagrada. Me embriago en la visión del néctar manifestado.

El arrullo milenario suena como un eco ante mi mirada perdida que busca gestar la forma sublime del fruto maduro. Mis labios se despegan para decir: bendito sea, bendito sea. Tal como en la canción, vibran mis cuerdas en el encantamiento que dice fuentecita que corre clara y sonora, mientras en el vaivén de mi cuerpo helado se cristalizan mis ojos inventando el celeste acuoso que lava la fruta que cabe en mis manos. 

Uno, dos, tres. Cuento hasta el infinito, descubro el infinito, estoy palpando en mi carne lo infinito. Uno, dos, tres, infinito: los años que no fueron y las veces que mudé de piel, camaleónica y salvaje. Uno, dos, tres, infinito: los dolores que son liberación y los minutos que son certeza.

Uno, dos, tres, infinito: veo a mis manos teñirse del rojo maduro de la fruta que me alimenta y embriaga en esta hora eterna.



Imagen: Pexels.
Texto: Lourdes Mariel Sánchez Hirsch.


martes, 25 de enero de 2022

There is a light that never goes out

From the tower to the star

Veo formas cayendo ante mí, geometrías malditas, larvas que muestran sus dientes salvajes, pensamientos como gotas que corroen todo a través del tiempo. Las formas que parecían sostenerme me están dejando desnuda. Soy en la desnudez aunque no me reconozca en las cicatrices simbólicas de la piel joven que aún me contiene.

Recuerdo el día en que te hablé de la noche oscura del Alma. Sólo escuchaste oscuridad. Yo me desconcentraba mientras miraba tu mano ansiosa acercarse a mi cuello. Nunca pude concentrarme estando desnuda. Parece que siempre lo estoy: desnuda y desconcentrada con rayos partiéndome el cerebro, con luces dejándome ciega y buscando nuevas esperanzas entre los escombros.

Después de todo, de las horas negras, de la ceguera, de los cuerpos y los gemidos, siempre queda una luz, esa misma: la que nunca se apaga.



Imagen: Pexels.
Texto: Lourdes Mariel Sánchez Hirsch.


domingo, 23 de enero de 2022

Fusión

La luz y la sombra danzan en la seda blanca, tocan las curvas húmedas del gesto. Un color vivo, recién nacido, y tan -paradójicamente- fugaz, se retuerce en la mañana nacarada.

La vida existe a milésimas de segundo de la muerte. Todo el tiempo. Incesantemente se rozan entre el juego seductor de la luz y de la sombra.

¿Cómo asimilo a la vida sabiendo que está, a cada instante, rozando a la muerte? ¿Cómo resignifico el concepto de muerte si no sé diferenciar una de la otra en esa infinita simbiosis?

Si la vida es constante muerte y la muerte es nueva vida, tal vez ambos conceptos sean el mero juego mental de no poder descifrar el sentido.

¿Quién dijo que la muerte es sombra? ¿Dónde está escrito que es humedad, oscuridad y frío? ¿Y dónde que la vida es luz, calidez y color vibrante? Ambas cohabitan en el breve espacio-tiempo en que se fusiona la dualidad. Si estoy viva, al instante puedo morir. Si muero, revivo en segundos.

¿Y cuánto es un segundo en el tiempo infinito?

¿Acaso no muero y (re)vivo en cada bocanada?



Imagen: Pexels.
Texto: Lourdes Mariel Sánche Hirsch.


sábado, 22 de enero de 2022

De juegos y memorias nubladas

Los juegos no deberían tener reglas. Hago preguntas para incentivar uno donde el sentido sea hallar respuestas. Las respuestas se esconden en el tiempo y el tiempo se esconde en la memoria. La memoria, por su parte, es un juego paralelo con reglas diferentes a las mías. Parece que la memoria me desafía, como si no entendiera que juego y disputa no van de la mano.

How many times been to places and places came to me? En esos lugares que tienen sabor a distancia hice montoncitos de tierra, hasta embarrar y nublar mis dedos, donde guardé recuerdos. Uno encima de otro se convirtieron en memoria, la gran memoria, la señora decrépita de las memorias que me abofetea por joven y por ilusa.

Hay una niebla espesa condensando el aroma de la memoria: memoria que huele a vejez, a humedad resquebrajada en las cortezas corroídas por años de empapar el recuerdo.

Todavía la madera espera ser habitada. Todavía hay letras como ritos que invocan amores que no son. Amores que fueron, que murieron, que mutaron. Todavía hay besos condensados en el rocío matutino que habita el hueco en el tiempo que dejaron las madrugadas pegajosas de los cuerpos incendiados por el deseo. Después del fuego, la lluvia. Siempre. Casi como una maldición.

¿Es la memoria quien maldice? ¿Es la memoria una vieja despiadada y maldita? ¿Amarga y maldice, esa vejez detestable, a los sueños de unos labios que supieron fundirse en el espejismo de un futuro que no es?

Sigo viendo en mis pupilas los lugares que habité y los lugares me ven a mí con ojos penosos. No entiendo la pena de un recuerdo que hace tiempo dejé olvidado en la niebla.



Imagen: Pexels.
Texto: Lourdes Mariel Sánchez Hirsch.


jueves, 20 de enero de 2022

Canalización VI of Swords (17.01.2022)

 (...) Flor, centro, capullo, útero maldito, dolor moribundo. Maloliente decreto que pide ser trascendido.

Lealtades repugnantes a alguien que no existe más que en la mente de quien lo aprisiona. Soy yo quien aprisiona y soy yo la prisionera.

Trasciendo y la flor se vuelve ceniza. La sangre se convirtió en fuego y la ceniza vuela en el viento impuro que alza llamas a los lejos: llamas que darán calor a ranchos antiguos donde una mujer está pariendo sola llanto y dolor. Mujer que fui, mujer que soy, mujer que ya no seré.

(...) La mujer está pariendo un intruso. El intruso se llama miedo. El útero lo escupe y el fuego transmuta el dolor prisionero en alquímica liberación.


Imagen: Tarot RWS.

Lourdes Mariel Sánchez Hirsch



El poder como alimento

  Tal vez se trate de uno de los textos más reveladores y directos que haya escrito en años. Aunque siempre me caractericé por mi carácter d...