jueves, 6 de octubre de 2022

Ser faro en las tinieblas

Que la luz nos deje ciegos, tan ciegos y quebrados que no tengamos otra chance más que inventar nuevos ojos y crear miradas insólitas.

La luz, femenina, puede ser andrógina si la convertimos en simbólico falo que nos penetra.

Que la luz no nos atraviese: que la luz nos penetre y permanezca dentro nuestro. Que entre y salga. Que entre y salga una y otra vez por cada una de nuestras cavidades, de nuestros huecos, de nuestras partes descocidas, de nuestras heridas todavía abiertas supurando antiguos dolores. Que la luz sea alquimia entre sus fluidos y los nuestros. Que la luz estalle en cada una de nuestras células. Que la luz nos invada tanto que no podamos reconocernos a nosotros mismos sino vernos y ser en - y a partir de - ella.

Que la luz seduzca a las tinieblas, que le haga el amor con tanta locura que la sombra se crea cuerda.


Definiciones de Oxford Languages

tiniebla

nombre femenino

  1. 1.
    Falta o escasez de luz para percibir las cosas.
    "esta misma tarde, al oscurecer (la tiniebla favorece de ordinario tus negros designios) te presentarás en el lugar indicado"



Que la oscura bruma, completamente lúcida por el hechizo de la luz, comience a ser gloriosa percepción.

Que los faros se enciendan uno a uno hasta que no quede luz sin arder. Que tu faro y el mío se besen, que unan sus llamas, que se fusionen extasiados.

Que la luz viva en un bicho que vuela, en una vela de día, en una lámpara de noche. Que la luz viva en el entrecejo, en los genitales, en las manos que saludan de lejos y en las que tocan muy de cerca. Que la luz sea en un libro, en un aroma, en un gusto.

Que tu luz sea la de todos. Que la luz de todos sea la tuya.

Imagen: Pexels.

Texto: Lourdes Mariel Sánchez Hirsch.



miércoles, 5 de octubre de 2022

Uróboro

Camino pasillos infinitos, laberínticos. Mis pies guiados por la intuición me arrastran entre las figuras que se dibujan en las paredes. Siluetas en claroscuros, ladrillos apilados en completa armonía, rugosidades que se sienten suaves al tacto.

Mis ojos se abren para captar toda forma.
Mi nariz es penetrada por olores húmedos y fríos.
A pesar de las bajas temperaturas, mi cuerpo siente calor.
Ya caminé este lugar, ya recorrí el mismo camino infinidad de veces.
Mis ojos se siguen asombrando ante las mismas imágenes, toda mi piel se eriza una y otra vez ante las mismas sensaciones.
Siento todo nuevo, como por vez primera, aunque no lo sea.

Encrucijadas que mi mente racional no comprende, pues la comprensión es sutil elevación que la razón no alcanza.

Mi cuerpo es tridimensional
Mi mente está en la cuarta dimensión
Y, en la quinta, mi Conciencia

Soy esencia adoptando formas humanas, mas no soy la humana forma.

¿Qué espacio habito hoy? ¿A qué tiempo pertenezco si el tiempo no existe?
Estoy acá estando también allá. Soy ahora siendo también ayer o mañana, hace milenios o dentro de varios siglos: soy en lo que fue, soy en lo que será; que está siendo todo, absolutamente todo, en este preciso instante.


ECLESIASTÉS 1

Generación va y generación viene, mas la tierra siempre permanece.

Y sale el sol y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde sale.

El viento va hacia el sur y gira hacia el norte; va girando y girando, y a sus giros vuelve el viento.

Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.

Todas las cosas son fatigosas, más de lo que el hombre puede expresar. Nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.

Lo que ha sido, eso mismo será. Y lo que se ha hecho, eso mismo se hará; y no hay nada nuevo debajo del sol.

10 ¿Hay algo de lo que se pueda decir: He aquí, esto es nuevo? Ya existía en los siglos que nos han precedido.

11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco habrá memoria de lo que sucederá entre los que serán después.



Imagen: Pexels.
Texto: Lourdes Mariel Sánchez Hirsch.

 

martes, 4 de octubre de 2022

Bulletproof

Cuando las palabras juegan a las escondidas y se asoman desde rincones impenetrables, burlonas, no hay mucho para decir. 

Cuando no hay palabras en las manos, ni en la lengua, ni en el cuero cabelludo, ni debajo de las uñas, sólo queda crearlas dentro: en las tripas, en los tímpanos, en los sesos; devorarlas desde las entrañas, masticarlas con salvajismo, escupir el amargor de sus viscosidades.

Cuando las palabras se muestran desafiantes, desde íntimos recovecos, proponen una guerra. Los versos llegan como balas que se incrustan en el cráneo y la historia penetra el corazón con tanto impulso que lo hace estallar en certeza.

La palabra convertida en bala puede ser como el rayo que ilumina la noche más sombría mientras destroza todo a su paso. La creación y la destrucción entrelazadas en un mismo acto. La luz y la más aterradora oscuridad conviviendo en el mismo átomo. La vida y la muerte besándose en secreto, en escondites simétricos casi imperceptibles al ojo (in)humano.

¿Cuántas balas y rayos soporta un cuerpo hasta empezar a ver?


Imagen: Pexels.
Texto: Lourdes Mariel Sánchez Hirsch.


El poder como alimento

  Tal vez se trate de uno de los textos más reveladores y directos que haya escrito en años. Aunque siempre me caractericé por mi carácter d...